La “megafarmacia” de la Ciudad de México: ¿Qué significa para las empresas farmacéuticas?

Desde que asumió la presidencia a finales de 2018, el presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador ha enfrentado una serie de desafíos relacionados con la disponibilidad y distribución de medicamentos. Los problemas se han intensificado tanto en los últimos años que los padres de niños con cáncer han salido a las calles a manifestarse y protestar por la falta de medicamentos contra el cáncer que salvan vidas, como la quimioterapia. Se sabe que en México los anestesistas reutilizan viales de morfina por falta de disponibilidad, lo que ha provocado brotes de meningitis que han acabado con la vida de decenas de personas.

A nivel institucional, algunos de los problemas sistémicos radican en los reguladores de la industria farmacéutica mexicana. La Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (COFEPRIS) ha llegado a retrasar la aprobación de nuevos medicamentos y exigir sobornos para su comercialización. Además, el mercado “paralelo” de medicamentos está tan extendido en México que a menudo es difícil determinar qué medicamentos son auténticos y cuáles falsos. Esto ha dejado a López Obrador con grandes problemas relacionados con los medicamentos, los cuales ha tratado de resolver desde que asumió el cargo.

¿Tendrá el resultado esperado?

Los esfuerzos de López Obrador por aliviar la escasez y los problemas de distribución de medicamentos en México culminaron a finales de 2023, con la inauguración de una enorme “megafarmacia” en las afueras de la Ciudad de México el 29 de diciembre. Esta instalación de 4.000 metros cuadrados, propiedad del gobierno, está destinada a albergar y distribuir cualquier medicamento que puedan necesitar los pacientes mexicanos.

La nueva farmacia, que en realidad es más bien un enorme almacén, pretende trabajar en colaboración con los centros de salud locales, como hospitales, centros médicos y farmacias. La premisa es sencilla: Si un médico o un farmacéutico tienen dificultades para obtener la medicación que necesitan para un paciente a través de sus canales habituales, pueden llamar al almacén y pedir que se la entreguen. De hecho, López Obrador prometió que cualquier medicamento solicitado sería enviado en un plazo de 24 a 48 horas.

¿Funcionará como se espera?

La idea de un nuevo almacén controlado por el gobierno suena bien en teoría. Y López Obrador ha podido utilizar recursos del gobierno para facilitar la distribución de medicamentos en el pasado. En 2021, por ejemplo, recurrió a las fuerzas armadas y a voluntarios para distribuir y administrar vacunas COVID-19 a todo aquel que lo deseara. Al final del año, estaban disponibles para casi todos los mexicanos de forma gratuita si así lo deseaban.

Sin embargo, tampoco cabe duda de que algunos de los problemas del modelo de distribución farmacéutica de México están directamente relacionados con las políticas de López Obrador. A principios de su presidencia, mostró su descontento con el alto costo de los medicamentos. Su solución fue eliminar a las empresas privadas del proceso y convertir a su gobierno en el comprador directo de todos los medicamentos.

Recurrió a la ayuda de la Organización Mundial de la Salud para este plan, pero incluso con su ayuda, el gobierno mexicano carecía de experiencia en la adquisición y distribución de medicamentos, y este esfuerzo se ha percibido en gran medida como un fracaso. Los expertos han señalado que el gobierno ha creado aún más cuellos de botella en la distribución, y el nivel de recetas sin surtir en México pasó de 1,5 millones en 2019 a 22 millones en 2021. La pandemia de COVID-19 puede haber influido en estas cifras, pero eso sigue siendo un salto masivo en cuestión de recetas no surtidas.

Algunos expertos en atención sanitaria ven riesgos similares en la actual iniciativa de López Obrador con el almacén. Reconocen que sus esfuerzos para distribuir la vacuna COVID-19 en 2021 fueron en gran medida exitosos, pero distribuir un medicamento de manera eficaz es muy diferente a gestionar la distribución de miles de medicamentos diferentes a todo un país.

Impacto potencial de la megafarmacia en la industria farmacéutica

La política actual de México, el control gubernamental de la compra de medicamentos, ya ha planteado retos a quienes se dedican a la fabricación y venta de productos farmacéuticos. Y a primera vista, la apertura de esta enorme megafarmacia no va a cambiar ese paradigma. Por el contrario, parece que fortalecerá aún más el control del gobierno mexicano sobre la industria farmacéutica, ya que potencialmente podría tener más poder de compra, así como un mayor poder de distribución sobre los medicamentos en su poder.

Sin embargo, si el proyecto del gran almacén de López Obrador termina siendo un éxito, entonces puede haber oportunidades potenciales en México para las empresas farmacéuticas que no habían existido antes. Si se solucionan los problemas de distribución, por ejemplo, la demanda de medicamentos podría aumentar a medida que más personas sepan que pueden confiar en el sistema. Esto podría abrir oportunidades futuras para mayores volúmenes de ventas o la venta de nuevos medicamentos a México.

Desde luego que todo esto está por verse en función de la eficacia del nuevo almacén y su modelo de distribución. Pero ciertamente es un avance significativo en el mercado mexicano de medicamentos que vale la pena seguir de cerca en lo que resta de 2024 y más allá.

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