La lucha de América Latina contra las enfermedades crónicas
Por Guillaume Corpart
Las enfermedades crónicas como las enfermedades cardiacas, la diabetes y la obesidad son problemas crecientes no sólo en América Latina, sino también en todo el mundo. Sin embargo, los distintos países latinoamericanos tienen sus propios problemas con estas enfermedades y cada uno de ellos está registrando un aumento constante en las mismas a medida que sigue pasando el tiempo.
Por ejemplo, en 2022 se estimó que el número de adultos con diabetes en Brasil fue de alrededor de 15 millones, con 14 millones de personas más en México, y se pronostica que estas cifras sólo seguirán aumentando con el tiempo. Tan sólo en México, la población adulta muestra una incidencia de diabetes tipo 2 dos veces mayor que la de los europeos o los estadounidenses caucásicos.
La obesidad plantea retos similares en América Latina. Según proyecciones recientes publicadas en The Lancet, la tasa de personas con sobrepeso de la región es del 57%, el 19% de las cuales presentan obesidad. Esta cifra es superior a las tasas globales de sobrepeso y obesidad, las cuales se ubican en alrededor de 39% y 13%, respectivamente.
En cuanto a las enfermedades cardiacas, las noticias son un poco mejores para Latinoamérica, pero aún queda trabajo por hacer en la región, al igual que en el resto del mundo. Las enfermedades cardiacas siguen siendo la principal causa de muerte tanto a nivel mundial como en América Latina. Sin embargo, según la International Journal of Cardiology, las tasas registradas en la región en realidad disminuyeron entre 1990 y 2019 al estandarizarlas por edad. La presión arterial alta (o hipertensión) también sigue siendo un problema en la región, dado que el 35,4 % de los adultos de 30 a 79 años padecen esta enfermedad.
Iniciativas para combatir enfermedades crónicas
Afortunadamente, diversas de las principales organizaciones médicas están conscientes de los retos que estas enfermedades crónicas plantean en toda la región y están tomando medidas para reducir su prevalencia. Un excelente ejemplo es la Organización Panamericana de la Salud (OPS), que está avanzando en América Latina con el Plan de Aceleración para Detener la Obesidad de la OMS. Los nueve países pioneros en esta iniciativa son Argentina, Barbados, Brasil, Chile, México, Panamá, Perú, Trinidad y Tobago y Uruguay.
El plan de la OPS involucra varias estrategias, entre ellas:
- Regulación de la comercialización de productos alimenticios no saludables
- Aplicación de etiquetas de advertencia en el frente del empaque de alimentos no saludables
- Mejoramiento de la calidad de los alimentos que se ofrecen en escuelas
- Promoción de la lactancia materna
- Mejoramiento de las iniciativas de actividad física en entornos públicos y escolares
- Adopción de políticas fiscales que promuevan una alimentación saludable
- Fortalecimiento de la atención primaria
La OPS también ha implementado la iniciativa “Mejor Atención para las Enfermedades No Transmisibles (ENT)”, que busca mejorar de varias formas la atención primaria para personas con enfermedades no transmisibles. Esta iniciativa busca mejorar la capacidad de los profesionales de atención primaria para recopilar datos, crear un plan de atención integral y brindar opciones completas de detección, diagnóstico, tratamiento y seguimiento para pacientes con obesidad, diabetes, enfermedades cardiacas, cáncer, problemas respiratorios y otros padecimientos.
El Grupo Banco Mundial es otra organización que ha estado realizando esfuerzos importantes por mejorar los desenlaces de salud en personas con enfermedades crónicas al mejorar el acceso a la atención médica. La organización cuenta con 28 proyectos de salud en América Latina, con inversiones que suman un total de US$3,9 mil millones. Su objetivo es brindar acceso a servicios de salud asequibles y de calidad a 1,5 mil millones de personas para 2030. Uno de estos proyectos es el Plan Nacer/Sumar de Argentina, que brinda acceso a atención médica a millones de familias sin seguro médico.
Los gobiernos regionales también están dando pasos para frenar la obesidad y los problemas de salud que la acompañan. Por ejemplo, a principios de 2025, el gobierno mexicano anunció la estrategia Vive Saludable, Vive Feliz. Este programa incluye un censo nacional de salud, la prohibición de la venta de alimentos poco saludables en escuelas y educación en alimentación saludable y ejercicio. Este programa demuestra el énfasis que ha puesto el gobierno mexicano no sólo en el tratamiento de enfermedades, sino también en su prevención.
El gobierno de Brasil cuenta con una estrategia similar, conocida como PROTEJA, para prevenir la obesidad infantil. Este programa se implementó desde 2021 e involucra a múltiples facetas de la comunidad, como salud, educación, asistencia social, agricultura y desarrollo urbano, entre otras, y su objetivo es promover la alimentación sana y la actividad física entre los jóvenes brasileños. En 2022, PROTEJA recibió un premio del Grupo de Trabajo de las Naciones Unidas para la Prevención y el Control de Enfermedades No Transmisibles y más de 1320 comunidades de todo Brasil se han unido a este programa.
El papel de la salud digital
Otra de las claves para reducir la prevalencia de enfermedades crónicas y las muertes relacionadas con las mismas es aumentar el acceso a soluciones digitales para la salud, como aplicaciones para teléfonos inteligentes, tecnologías portátiles y de monitoreo, y telemedicina. La Organización Mundial de la Salud estima que una mayor adopción de estas tecnologías podría ayudar a salvar más de dos millones de vidas y a evitar siete millones de hospitalizaciones o eventos agudos a lo largo de la próxima década.
Son multifacéticas las maneras en que la salud digital puede reducir el riesgo de enfermedades tales como obesidad, diabetes, enfermedades cardiacas y otras, pero todas estas facetas pueden trabajar juntas para disminuir los riesgos y mejorar los desenlaces en años por venir. Por ejemplo, las aplicaciones para teléfonos inteligentes pueden ofrecer información educativa y ayudar a llevar un seguimiento del consumo de alimentos, alcohol y tabaco, comportamientos diarios y más. Al registrar, monitorear y tener presentes estos hábitos, la gente puede empezar a hacer cambios positivos.
Los dispositivos de monitoreo y la tecnología portátil también pueden darles acceso a los pacientes a datos como presión arterial, peso, frecuencia cardiaca, niveles de azúcar en sangre y más. Si los profesionales de salud tienen acceso directo a esta información, pueden brindar consejos e intervenciones de manera oportuna para prevenir problemas en el futuro.
Y luego tenemos la telemedicina, que ya ha ampliado el acceso a la atención médica para millones de personas de América Latina y que tiene el potencial de ayudar a millones de personas más. Gracias a que la telemedicina ofrece la posibilidad de acceder a atención médica y hablar directamente por teléfono con un profesional de salud, es mucho más fácil para aquellas personas que viven en áreas remotas o que tienen horarios muy apretados obtener la atención que necesitan sin tener que programar una visita en el consultorio.
Este es sólo el comienzo de las oportunidades que irán surgiendo para prevenir enfermedades crónicas a medida que la tecnología siga evolucionando. Los fabricantes de equipos médicos ya están empezando a utilizar inteligencia artificial para ofrecer diagnósticos más precisos y mejores tratamientos.
Conclusiones clave para las empresas del sector de salud
A pesar de los avances que se han logrado en las iniciativas gubernamentales, así como en la tecnología y los tratamientos, no cabe duda de que los problemas de salud pública como obesidad, diabetes, hipertensión y otros seguirán formando parte del tejido del sector de salud latinoamericano durante muchos años por venir. Si usted es proveedor de suministros, dispositivos o equipos médicos en este mercado, tiene una oportunidad única de formar parte de la solución en años venideros.
Es claro ver que tanto los gobiernos regionales como las principales organizaciones de salud se han centrado en la prevención y el tratamiento de enfermedades no transmisibles (ENT). Cualquier medicamento o tecnología que se enfoque en prevención, educación, diagnóstico o tratamiento de problemas de salud pública, como la obesidad, o en enfermedades como la diabetes o las enfermedades cardiacas, indudablemente será de interés conforme los países continúen combatiendo estos problemas y sigan intentando disminuir las tasas de incidencia.
Muchas organizaciones también han identificado que el acceso a la atención médica de calidad es otro problema importante en la lucha contra estas ENT. Cualquier dispositivo o tecnología que mejore el acceso a la atención, ya sea mediante tecnologías portátiles o de monitoreo, o mediante oportunidades de telemedicina, deberá tener una ventaja competitiva en el mercado latinoamericano.
Próximos pasos
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