Equipos médicos obsoletos: una crisis oculta en hospitales latinoamericanos
Mariana Romero Roy
Cuando se habla de mejorar los servicios de salud en América Latina, gran parte del debate se centra en abordar las desigualdades y ampliar el acceso universal a la atención médica. Sin embargo, bajo la superficie se está gestando un problema más sutil, pero no por eso menos importante, en muchos hospitales y centros médicos latinoamericanos: el uso de equipos médicos antiguos y obsoletos que se siguen utilizando mucho más allá de lo recomendado en los lineamientos.
El problema con los equipos antiguos
Son varias las razones por las que puede llegar a ser problemático depender de equipos antiguos. Por un lado, las imágenes o los datos que producen dichos aparatos podrían ser inexactos, lo que, a su vez, podría dar lugar a diagnósticos equivocados. Y en el caso de los dispositivos que emiten radiación, como los aparatos de rayos X, los equipos antiguos pueden ser peligrosos tanto para los pacientes como para los operadores.
Sin embargo, a pesar de estas inquietudes, algunos hospitales tienen razones legítimas para tratar de aprovechar estos equipos al máximo. En muchos casos, son centros públicos con presupuestos limitados. Esto puede dificultar la planeación de adquisiciones a largo plazo, lo que lleva a que se sigan utilizando estos aparatos cuando deberían sacarse de servicio. Si a esto le sumamos los cuellos de botella en la cadena de suministro y la creciente preocupación en torno a los precios como resultado de los aranceles, así como la incertidumbre en la fijación de precios en el comercio internacional, queda claro por qué sigue creciendo esta preocupación en toda la región.
Lo que sugieren los datos
Si bien algunas anécdotas indican que el porcentaje de equipos médicos obsoletos en el mundo en desarrollo es del 90% o más, los datos reales no son tan alarmantes. No obstante, estos nos muestran claramente que hay mucho espacio para mejorar en toda la región. En un estudio realizado en 2011 sobre 112.040 equipos médicos en el mundo en desarrollo, se mostró que, en general, el 38,3% de estos equipos estaban fuera de servicio en países en desarrollo. A continuación se presenta un análisis más detallado de las cifras cuando se realizó el estudio:
País: % de equipos fuera de servicio
- Belice: 40%
- Costa Rica: 0.83%
- El Salvador: 25.51%
- Guatemala: 17.72%
- Honduras: 15.54%
- Nicaragua: 29.11%
- Panamá: 7.12%
- Bolivia: 40.50%
- Colombia: 45.56%
- Ecuador: 40.82%
- Perú: 43.36%
- Venezuela: 47%
Sin duda, algunas de estas cifras han cambiado desde la fecha del estudio, pero ciertamente muestran una tendencia que prevalece en toda la región latinoamericana. Lo que es más, se encontró que algunos de los equipos médicos más cruciales, como los aparatos de rayos X y los esterilizadores, también fueron los que presentaron una mayor probabilidad de estar fuera de servicio.
Un estudio de caso durante la pandemia de COVID-19
Si bien los datos sobre equipos obsoletos en América Latina son preocupantes por sí solos, se vuelven aún más alarmantes cuando analizamos algunos de los impactos reales que resultan del uso de dispositivos médicos obsoletos. En pocas palabras, la tecnología obsoleta puede convertirse en un riesgo para la salud. Puede conducir a diagnósticos tardíos o imprecisos, mayores tiempos de inactividad y costos de reparación de los aparatos, mayores riesgos de exposición a la radiación de los dispositivos de imagenología antiguos y dificultades para integrarlos con los sistemas informáticos de salud más modernos, entre muchos otros problemas.
Un buen ejemplo del impacto real de usar equipos médicos obsoletos ocurrió en México durante la pandemia de COVID-19. Conforme se fue propagando la enfermedad, fue surgiendo la necesidad de producir radiografías de tórax con rapidez, pero los equipos de rayos X de México no estuvieron a la altura. En lugar de sistemas de radiología digitales que transmiten rápidamente una imagen digital de alta calidad a una computadora cercana, muchos de los generadores de rayos X que había en México durante el brote de COVID-19 ni siquiera eran digitales. La incapacidad de México para satisfacer la demanda del momento ha llevado desde entonces a una transición hacia sistemas radiológicos digitales en la región.
Cómo deberían evolucionar los hospitales y centros de salud
Lo que sucedió en el mercado mexicano de radiografías antes y después de la pandemia de COVID-19 es un buen ejemplo de cómo el mercado latinoamericano puede y debe evolucionar cuando es necesario hacerlo. El problema es que no debería tener que ocurrir una pandemia global para que los centros regionales implementen los cambios necesarios para atender a sus pacientes.
Cada vez más, los hospitales y centros médicos de la región que se mantienen al día en cuanto a las necesidades de equipos están adoptando un método basado en datos para abordar la modernización. Esto requiere que tanto las organizaciones de salud pública como las redes hospitalarias privadas recaben datos sobre el ciclo de vida de los equipos que se encuentran en sus instalaciones y tomen medidas acordes. Las inversiones estratégicas deben centrarse en equipos críticos que presenten el mayor riesgo de obsolescencia.
Al establecer alianzas comerciales con fabricantes de dispositivos, las organizaciones pueden obtener apoyo en la elaboración de pronósticos de equipos para asegurarse de que puedan obtener los equipos actualizados que necesiten, en el momento en que los necesiten. Muchas empresas de equipos médicos también ofrecen programas de “trade-in” (es decir, programas en los que se pueden devolver equipos antiguos como parte del pago para adquirir equipos nuevos), de modo que los centros de salud puedan actualizar sus equipos a un costo más razonable.
Si desea ver cómo se compara su mercado, país o centro de salud, solicite un informe personalizado de GHI o explore la manera en que nuestras soluciones de datos como HospiScope y SurgiScope pueden apoyar una planeación de equipos médicos más inteligente.
Conclusiones clave para las empresas médicas
Si usted es un representante de ventas de dispositivos médicos que atiende a clientes en esta región, los retos de superar las restricciones presupuestarias y convencer a los administradores de la importancia de actualizar los equipos pueden ser enormes. Una estrategia que ha resultado eficaz para muchas empresas de la región es centrarse en una mentalidad de “suficientemente bueno”. Esta no es una mentalidad que adoptaría en sus campañas de marketing y relaciones públicas dirigidas a sus clientes, pero cuando se trata de la estrategia de ventas “interna” para el sector público latinoamericano, “suficientemente bueno” podría resultar ser sorprendentemente eficaz e impulsar sus ventas de manera importante.
Piénselo así: los centros del sector público aún quieren ofrecerles a sus pacientes lo mejor de lo mejor que esté dentro de sus posibilidades económicas. Pero la realidad es que tal vez no cuenten con el presupuesto para comprar los equipos más modernos, con todos sus adornos. Sin embargo, si usted puede diseñar una estrategia que les ofrezca un modelo confiable y de alta calidad a un precio más económico, entonces tendrá buenas probabilidades de atraerlos y conservarlos como clientes durante años por venir.
“Si habla con hospitales privados, es posible que quieran inteligencia artificial, robótica y equipos de última generación. Otros hospitales tienen necesidades muy básicas”, dice Héctor Orellana, Vicepresidente de Medtronic para América Latina del Norte. “Es necesario que se comprendan ambos lados para que se puedan sortear las diferencias y ofrecerles los servicios indicados. Debemos ser adaptables para que podamos ayudar a todos los pacientes de la forma más eficaz posible”.
Próximos pasos
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