El futuro de la telesalud en Latinoamérica
La telesalud nació en los años 60 con la llegada de la tecnología como una innovadora forma para solucionar problemas geográficos y de acceso a la salud.
Esta innovación tecnológica tiene sus comienzos gracias a investigaciones realizadas por la NASA para poder controlar los signos vitales de sus astronautas en las diferentes misiones espaciales. Desde su aparición y con la llegada de internet, la telesalud ha crecido de manera exponencial.
La llegada de la pandemia COVID-19 ha acelerado la incorporación de esta herramienta tecnológica a la práctica clínica de manera significativa y, hoy en día se le considera un recurso que favorece la eficacia organizativa, el acceso a los servicios de atención sanitaria y mejora la calidad asistencial.
3 pilares de la telesalud
Teleasistencia: ofrece atención sanitaria a distancia mediante el uso de tecnologías de la comunicación. Así, contribuye a mejorar el acceso a la salud de pacientes de sitios remotos.
Teleeducación: es una modalidad de educación médica continua a distancia que incorpora las tecnologías de la información y la comunicación en los procesos educativos.
Telegestión: brinda servicios de gestión de modelos organizacionales y de gestión de procesos asistenciales pediátricos con sus diferentes especialidades y disciplinas. América Latina presenta un escenario ideal para la expansión de la telesalud, aunque la falta de un marco regulatorio limita la expansión del sector privado de la región. Es fundamental involucrar tanto los hospitales privados como los públicos con incentivos apropiados, ya que actualmente la telesalud en Latam permanece centrada en las teleconsultas generales y con poca especialización.
La telesalud debe ser parte de una estrategia de e-salud en donde los hospitales puedan optar por ingresar al ámbito de telesalud con una menor inversión de especialidades.
Aclarando la terminología “telesanitaria”
Actualmente, dentro de esta especialidad, es común observar que se usan tres términos descriptores: telemedicina, teleasistencia y telesalud. No todos son iguales y a continuación aclaramos las diferencias entre ellos.
Telesalud: este término lo abarca todo, ya que se refiere a los servicios de información y educación sanitarios. De hecho, la teleasistencia y la telemedicina se encuentran incluidas en el alcance más amplio del término “telesalud”. La telesalud utiliza tecnologías y servicios para mejorar el sistema de atención médica en su totalidad y tiene un alcance más amplio de salud remota debido a que también comprende servicios no clínicos, como pueden ser reuniones administrativas, capacitación de proveedores de la salud o capacitación médica continua.
Teleasistencia: un término relacionado con la tecnología automática que permite a los pacientes mantener su atención médica y seguridad mientras permanecen en su casa. Esta tecnología incluye diferentes dispositivos de monitoreo móviles, sistemas de alerta médica y tecnología de telecomunicaciones como tablets, teléfonos y computadoras. Gracias a la monitorización remota y continua sobre los pacientes, la teleasistencia permite realizar un seguimiento de cualquier tipo de cambio de estilo de vida a lo largo del tiempo. Este monitoreo puede realizarse automáticamente para que el paciente pueda continuar con su rutina, mientras que los sensores detectan toda señal de advertencia temprana a un problema de salud.
Telemedicina: forma parte de los servicios de la telesalud, pero la diferencia es que “telemedicina” se refiere específicamente a la prestación de servicios de la salud mediante el uso de la tecnología de telecomunicaciones.
La telesalud de cara al futuro
Teniendo en cuenta que en el año 2021 el mercado de telesalud tuvo un valor global de más de US$70,1 mil millones y se proyecta que tendrá una tasa de crecimiento anual compuesto (TCAC) de un 18.7 % entre 2022 y 2028, está claro que este sector recibirá fuertes inversiones en el futuro próximo.
Sin embargo, en Latinoamérica, hasta la fecha la expansión de la telesalud no ha sido tan robusta. La región cuenta con muchos hospitales de primer y segundo nivel, pero la inversión significativa que requiere la telemedicina normalmente es realizado por hospitales especializados, que tienden a contar con mayores recursos:
Como muestra este gráfico que preparamos, los hospitales especializados tienen los mayores niveles de penetración de telesalud, más o menos el doble de la penetración de telesalud en los hospitales de nivel 1 y 2, que en conjunto conforman el 85% de los hospitales en Latinoamérica.
Sin embargo, el período de 2022 a 2027 ofrece fuerte potencial de crecimiento. Según IMACR Group, la TCAC del mercado de telesalud en Latinoamérica entre 2022 y 2027 será de un 17,2%, casi a la par con la fuerte TCAC pronosticada para la telesalud a nivel global durante más o menos el mismo período.
Si esta proyección resulta ser acertada, sin duda notaremos cómo la telesalud brindará nuevas soluciones, optimizando de manera eficaz cada vez más los tiempos de interacción entre médico/paciente, logrando integrar los flujos de trabajo asistenciales para así limitar el tiempo y esfuerzo de los profesionales en el uso de los sistemas y la entrada de datos.
Además, la utilización eficiente de la telesalud en el futuro permitirá dedicar más tiempo presencial a los pacientes, mejorando su calidad de vida y reduciendo las visitas a urgencias y hospitalizaciones.
La principal virtud que nos ofrece la telesalud a largo plazo es la flexibilidad que brindará a los sistemas de salud tradicionales y a sus pacientes, ya que amplía la capacidad de atención y acceso a la salud velozmente. Sin embargo, el gran desafío que presenta está asociado a barreras humanas y culturales, dependerá de la habilidad que tengan médicos y pacientes para superarlas. Ambos deben estar convencidos de esta tecnología, los médicos deben asimilar que, en ciertos casos, es más eficaz otorgar una consulta virtual y los pacientes tienen la responsabilidad de cambiar sus hábitos para así integrarse a las diferentes plataformas.
Superadas las barreras, estaremos más cerca de alcanzar un sistema de telesalud eficiente o incluso mejor que el presencial para algunos tipos de atención, como el caso de monitoreo de pacientes en tratamientos prolongados.
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