Las seis principales preocupaciones de salud de los brasileños
Por primera vez desde la pandemia de Covid-19, la salud se ha convertido en la principal preocupación de los brasileños, superando problemas como la educación, la delincuencia/violencia y la pobreza/desigualdad. Eso es lo que dice el estudio What Worries the World?, divulgado por el Instituto Ipsos en abril de 2024. Sin duda, el índice está asociado con la grave epidemia de dengue que afectó a todo Brasil el primer semestre del año. Más recientemente, puede estar relacionado con los más de mil casos de mpox notificados hasta septiembre de este año, con las amenazas del retorno de enfermedades como el sarampión y la poliomielitis y también con las enfermedades respiratorias, como resultado del humo de los incendios que cubrió más del 60% del territorio nacional en septiembre de 2024.
Aunque Brasil es el único país con más de 100 millones de habitantes que cuenta con un sistema de salud pública gratuito y que el Sistema Único de Salud (SUS) es un referente mundial, el sector enfrenta muchos problemas y dificultades, que van desde la falta de capacidad técnica y recursos para satisfacer la enorme demanda –hoy en día, más del 70% de la población brasileña depende del SUS– hasta la falta de inversiones y problemas de gestión.
Además de que la salud pública encabeza la lista de preocupaciones y es considerada la principal prioridad del actual gobierno del presidente Luiz Inácio Lula da Silva, los pacientes en el sistema privado también sufren los máximos aumentos consecutivos en los planes de salud y, en medio del creciente número de casos de depresión y ansiedad, la salud mental también ha entrado en la agenda.
A continuación, enumeramos algunas de las principales preocupaciones señaladas por los brasileños con respecto al sistema nacional de salud:
1. Calidad y cantidad de hospitales públicos, camas y puestos de salud
Según una encuesta de la Confederación Nacional de la Industria (CNI), también publicada en abril, los brasileños señalan a la salud pública como un sector crítico. De acuerdo con esta investigación, más del 20% de los encuestados consideran prioritario mejorar las condiciones de los hospitales y centros de salud –las Unidades Básicas de Salud (UBS)– del SUS.
Un estudio realizado por el Consejo Federal de Medicina (CFM), basado en el Registro Nacional de Establecimientos de Salud (CNES), reveló que, entre 2010 y 2023, los hospitales públicos perdieron más de 25 000 camas de internación, pasando de 335 000 a 309 000.
Las UBS sufren el mismo problema. Consideradas como la puerta de entrada a la atención médica (atención primaria), muchas UBS actualmente registran una escasez de medicamentos e insumos para enfermedades crónicas, como la hipertensión y la diabetes, y el problema también alcanza a la atención secundaria y terciaria. Hoy en día, la proporción entre las unidades de salud y los habitantes es insuficiente, y muchas de las UBS disponibles tienen problemas estructurales. Según una encuesta realizada por el Instituto de Estudios para Políticas de Salud (IEPS) a fines de 2022, el 34% de la población, más de 72 millones de personas, no tiene acceso a la atención primaria de salud.
2. Largas filas de espera para consultas, cirugías y pruebas diagnósticas en salud pública
La espera para atención médica, exámenes y procedimientos es otro problema crítico señalado por los brasileños en la investigación de la CNI, relacionado con la falta de profesionales, recursos y camas. Muchos pacientes esperan meses, incluidos aquellos que requieren atención inmediata o necesitan un seguimiento constante.
Aunque el Gobierno Federal ha lanzado programas para reducir las filas, como el Programa Nacional de Reducción de Filas (PNRF), una medida anunciada a principios de 2023 con un enfoque en cirugías electivas, y el programa Más Acceso a Especialistas, lanzado en abril de 2024, la situación sigue siendo crítica: solo en la ciudad de São Paulo, la más grande del país, hasta principios de este año 445 000 personas esperaban atención.
3. Falta de médicos y enfermeros
El Consejo Federal de Medicina estima que hay 1 médico por cada 470 habitantes en Brasil. Si bien el promedio nacional no es insatisfactorio, la distribución de profesionales entre las redes pública y privada y las regiones geográficas es desigual, incluso con iniciativas como el programa Más Médicos. El problema también es identificado como prioritario por el 20% de los encuestados en la investigación de la CNI.
Un estudio técnico realizado en 2023 por la Confederación Nacional de Municipios (CNM), que incluyó 3385 municipios brasileños, observó que el 28,9% de estos municipios registraron una falta de profesionales de atención primaria. Y la situación empeora cuando salimos de las capitales: más de la mitad de los profesionales (55,1%) se concentran en las metrópolis, donde vive el 23,8% de la población. Esto significa que menos de la mitad de los médicos atienden a aproximadamente ¾ de los habitantes.
4. Problemas de accesibilidad en la atención de salud mental
Según la encuesta Global Health Service Monitor 2023, realizada por Ipsos, cinco de cada diez brasileños (52%) creen que la salud mental es el principal problema del país en términos de bienestar de la población. El problema se agravó después de la pandemia de Covid-19: según el estudio mundial Global Mind Project, realizado con más de 420 000 personas en 70 países y dado a conocer en 2024, la salud mental de los brasileños después de la pandemia es una de las peores del mundo. Hoy en día, se estima que más de 18 millones de brasileños sufren de trastornos como ansiedad y depresión.
Además de la falta de acceso a la atención –según un informe de 2023 de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), el 80% de las personas diagnosticadas con ansiedad y depresión en las Américas no tienen acceso al tratamiento–, el sector enfrenta otras barreras, como los prejuicios y la estigmatización, la falta de apoyo familiar, social y en el ámbito laboral.
5. Aumentos consecutivos de los planes de salud
Si bien la salud complementaria es fundamental para desahogar el sistema público y genera una mayor sensación de seguridad para la población que tiene acceso a ella, los constantes aumentos en los valores de los planes de salud han sido motivo de preocupación. Según un informe de XP Investimentos basado en datos de la Agencia Nacional de Salud Suplementaria (ANS), publicado en 2024, los planes de salud colectivos registraron un aumento de más del 14% en el tercer año de aumento consecutivo; algunos planes tuvieron reajustes que superaron el 20%.
Cabe mencionar que, de los 50,9 millones de beneficiarios de la salud suplementaria, el 88,6% están cubiertos por planes colectivos, ya sean empresariales o vinculados a asociaciones profesionales, sindicatos, etc. Los planes médicos individuales y familiares tienen un ajuste máximo anual del 6,91%, según el límite establecido por la ANS en abril de este año.
6. Control de epidemias como dengue, sarampión y mpox
Después de los picos de la pandemia de Covid-19, controlados a través de la inmunización en todo el mundo, Brasil continúa enfrentando otras epidemias graves, como el dengue, con picos en la primera mitad de 2024. Aunque con un progreso más lento, la enfermedad, que ha matado a más de 4000 personas e infectado a más de 6 millones hasta junio de este año, sigue manteniendo a la población en estado de atención.
Además del dengue, el país está en alerta ante la posibilidad de nuevas epidemias, como la de mpox, antes conocida como viruela del mono. En septiembre, Brasil registró 791 casos notificados y 16 muertes como resultado de esta enfermedad. Debido a la alta transmisibilidad de la mpox y al riesgo que representa para las poblaciones más vulnerables, la Organización Mundial de la Salud (OMS) emitió una alerta de brote de la enfermedad en todo el mundo.
Algunas enfermedades previamente erradicadas del territorio nacional, como el sarampión y la poliomielitis, también requieren atención. Según los datos presentados en septiembre, durante el 26° Día Nacional de la Inmunización, en Recife, al menos 4587 municipios fueron clasificados como de alto riesgo para sarampión y 225 fueron clasificados como de muy alto riesgo, totalizando un 86% de las ciudades en todo el país con alto riesgo para la enfermedad. Otros 751 municipios fueron clasificados como de riesgo medio y tan solo cuatro se clasificaron como de bajo riesgo. El Día Nacional de la Inmunización también se dieron a conocer datos sobre la poliomielitis: el 68% de los 5570 municipios brasileños están clasificados como de alto o muy alto riesgo para la enfermedad. El índice representa un total de 3781 ciudades.
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En conclusión, el panorama sanitario en Brasil enfrenta retos significativos que se han convertido en las principales preocupaciones de la población, especialmente tras la pandemia de COVID-19. Problemas como la calidad y disponibilidad de los centros de salud públicos, las largas esperas para recibir atención médica, la escasez de profesionales y el aumento de las crisis de salud mental destacan la urgente necesidad de reformas. Además, el incremento en los costos de los seguros de salud y el resurgimiento de enfermedades prevenibles como el dengue, el sarampión y la poliomielitis agravan aún más la situación. Abordar estos desafíos interrelacionados será fundamental para que el gobierno y el sistema de salud brasileño mejoren los resultados sanitarios y aseguren un acceso equitativo a la atención para todos los ciudadanos.
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